Cuando hablamos de duelo, solemos pensar en la pérdida de un ser querido. Pero, ¿qué ocurre con las pérdidas invisibles o las emociones de quienes sobreviven a catástrofes naturales? Muchas veces, estas experiencias están marcadas por un fenómeno psicológico conocido como el síndrome del superviviente.
Este síndrome, también llamado culpa del superviviente, aparece cuando una persona que ha salido ilesa de una situación traumática siente culpa por haber sobrevivido mientras otros no tuvieron la misma suerte.
En el contexto de desastres naturales, como las inundaciones causadas por la #DANA, esta culpa puede ser profundamente paralizante.
¿Qué es el síndrome del superviviente?
El síndrome del superviviente es más que un sentimiento de culpa: es una mezcla de emociones complejas, como tristeza, aislamiento y vergüenza. Las personas que lo experimentan pueden preguntarse constantemente:
¿Por qué yo sobreviví y ellos no?
¿Qué pude haber hecho para evitarlo?
Estas preguntas reflejan el impacto emocional de haber sido testigo de pérdidas devastadoras, ya sean humanas, materiales o simbólicas.
Duelo desautorizado: cuando el dolor no es validado
A menudo, quienes han sobrevivido a un desastre enfrentan otro tipo de duelo: el duelo desautorizado. Este ocurre cuando la sociedad minimiza o invalida su dolor con frases como:
“Al menos estás vivo.”
“Son solo cosas materiales.”
Este tipo de comentarios, aunque bienintencionados, dificultan que las personas expresen sus emociones. Reprimir el duelo puede llevar a un aislamiento emocional que intensifica la culpa y la tristeza, prolongando el proceso de sanación.
Las pérdidas que no se ven
El duelo tras una catástrofe no siempre está relacionado con la muerte de alguien.
Muchas veces, las pérdidas materiales, la destrucción del hogar o la ruptura de la comunidad son igual de significativas. Estas pérdidas simbólicas afectan nuestra identidad y sentido de estabilidad, y son tan válidas como cualquier otra.
El duelo desautorizado puede llevar a quienes lo experimentan a sentirse avergonzados por su dolor, como si no tuvieran derecho a estar tristes o afectados. Sin embargo, cada pérdida, grande o pequeña, merece ser reconocida.
Cómo acompañar a alguien en este proceso
Si conoces a alguien que está atravesando este tipo de duelo, aquí hay algunas pautas para brindar apoyo:
Valida sus emociones. En lugar de minimizar, escucha y reconoce su dolor.
Evita las comparaciones. Frases como “otros han perdido más” no ayudan.
Ofrece un espacio seguro. Permite que la persona exprese lo que siente, sin presión para "superar" la pérdida rápidamente.
Anima a buscar ayuda profesional. Terapias como el EMDR pueden ser clave para procesar la culpa y el trauma asociados a estas experiencias.
Sanar es un camino, no una meta
El proceso de recuperación tras una catástrofe natural no es lineal ni rápido. La resiliencia, que es la capacidad de adaptarse a la adversidad, se construye poco a poco, con apoyo, autocompasión y tiempo.
Si has sobrevivido a una experiencia traumática, recuerda: tu dolor es válido. No necesitas justificar lo que sientes ni minimizarlo. Honrar tus emociones es el primer paso para encontrar la paz y reconstruir tu vida.
Equipo de Abiertamente
Comentarios